Una campaña profunda a favor de la mujer. Por Cristoforo B. Buendía

Ante el avance de fuerzas del pasado, se debe despertar las fuerzas históricamente aliadas del progreso, en este caso la “cuestión de la mujer” es central, ya que ellas son importantes sujetos políticos, que bajo un clima de ignorancia y rezago, también se han convertido, lamentablemente, en portavoces de las ideas conservadores y religiosas más atrazadas. Esta fuerza debe estar de lado del progreso, las causas de la opresión además de ideológicas y culturales son “materiales”, y es necesario también darle solución a esas últimas. El hogar es una “pequeña empresa” que ha encadenado principalmente a la mujer, quien termina siempre por realizar las viejas tareas de limpieza y mantenimiento, de la cocina, los hijos y la ropa, el resguardo de la salud, la educación, el cuidado de familiares enfermos o ancianos, y estás tareas de pueden desahogar socialmente con infraestructura urbana. Se tienen importantes avances en materia jurídica, aquí en el Distrito Federal, leyes que protegen a la mujer, respecto a las de otros estados, por ejemplo tenemos, leyes para una vida libre de violencia, los alimentos por comparecencia, la ley de convivencia, el divorcio express, “interrupción legal de embarazo” que salva de la muerte a miles de mujeres, programas de prestamos a la palabra, albergues y refugios contra las mujeres maltratadas. Pero para emponderarla, para hacer a la mujer más dueña de sí misma, se requieren resolver los elementos materiales de la opresión:

1.-Se deben ampliar el número de comedores comunitarios, de alta calidad, y se deben intensificar su servicio, servir, desayunos, comidas y cenas.

2.-Lavanderías comunitarias de bajo costo, que ofrezcan una oportunidad de empleo.

3.-Guarderias, maternidades y estancias infantiles de 24 horas, de alta calidad, pudiendo la madre dejar a sus hijos en un resguardo cálido y seguro en el horario que más lo necesite.

4.-Clínicas, Sanatorios, Balnearios, Teatros, Cines, Asilos y estancias de la tercera edad.Se requerirá la mejor arquitectura social (hablando en términos literales y en términos metafóricos).

A cada uno de estos mencionados programas, se debe dar prioridad a mujeres en condición de desamparo, a las mujeres jóvenes, madres solteras, viudas, divorciadas, victimas del maltrato. Etc. contribuyendo a dar empleo combinándolo con una estrategia educativa; con cursos de cualificación técnica o de becas de apoyo para que concluyan o avancen en la educación media superior y superior. Esta infraestructura urbana, a su vez, contribuye a dar un impulso social a todas las mujeres, para poseer una condición libre, plena, que se entienda que la lucha política es una lucha por empoderamiento humano, y eso requiere crear nueva “infraestructura urbana” porque se les ofrece la posibilidad de invertir menos tiempo en las arduas tareas del hogar y la vida en familia, dándoles la oportunidad de ejercer ese tiempo libre en el cuidado de su salud, en la recreación, en su educación, en su vida laboral, a ser más dueñas de u tiempo. La mujer es un agente poderoso de cambio social (aunque también puede ser usada por las fuerzas regresivas). Esta infraestructura hará de la mujer de la ciudad, un ejemplo, para el país que necesitamos.